Alimentarse adecuadamente ante sus carreras y recuperación es una forma importante de mejorar su rendimiento. Pero cada corredor tiene diferentes necesidades dietéticas, por lo que puede ser necesario un poco de prueba y error para encontrar el método dietético que funcione para ustedes.
Una sugerencia que a menudo se promociona como una forma universal de comer más saludablemente es la dieta mediterránea.
¿Qué es la dieta mediterránea?
La dieta mediterránea no es en realidad una “dieta” que se prueba durante un tiempo para lograr objetivos de salud a corto plazo. En cambio, está destinado a ser un cambio de estilo de vida de sus hábitos alimenticios.
Contrariamente a la creencia popular, no existe una dieta mediterránea. En cambio, esta forma de comer incorpora los alimentos de la región mediterránea, incluidos países desde España hasta Grecia y Túnez, por ejemplo.

¿Por qué se considera tan saludable la dieta mediterránea?
Se han realizado muchos estudios sobre la dieta mediterránea que muestran que puede tener un impacto positivo en la salud del corazón, la salud del cerebro, la función cognitiva y el envejecimiento.
Comer de esta manera se ha relacionado con la mejora de la pérdida auditiva y la depresión, y puede ayudarlo a aumentar su velocidad. También ayuda a mejorar enfermedades como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y la diabetes tipo 2.
Hay muchas razones que podrían explicar esto, incluido el alto contenido de fibra y antioxidantes de abundantes frutas y verduras, los omega-3 de los mariscos y las grasas buenas de los frutos secos, las semillas y el aceite de oliva.
Además, es flexible; pueden comenzar con alimentos familiares que ya tengan a la mano, como pasta, y agregar verduras, legumbres (como garbanzos) y más.
¿Qué alimentos se pueden comer en la dieta mediterránea?
Para aquellos que buscan comenzar con la dieta mediterránea o comer de manera más saludable en general, pueden comenzar agregando más frutas y verduras a su dieta, y pueden ser frescas o congeladas, lo que sea a lo que tengan acceso. Luego, experimenten con diferentes tipos de mariscos; por ejemplo, las sardinas son económicas y están llenas de grasas omega-3. Si eso no se ajusta a sus preferencias de sabor, puede probar el salmón.